lunes, 10 de junio de 2013

Sobre la particular universalidad del tango
Las singulares condiciones que se dieron en la Argentina a partir de la organización definitiva de sus instituciones, promovieron la aparición de variadas manifestaciones culturales que confluyeron en el tango. Es usual la expresión “melting pot” o “crisol de razas” para referirse a las circunstancias en las que individuos de naciones distantes, sometidos a condiciones externas similares, desarrollan una cultura nueva en que la se pueden detectar muchos de los componentes originales reelaborados según una nueva modalidad de ser.

Este proceso de integración y fusión, sin embargo, no resultó de una inocente mezcla de partes, como ocurre cuando se mezclan café y leche en un proceso indoloro y pasivo. La palabra “crisol”, o su equivalente inglés “melting pot”, implica el sometimiento a altísimas temperaturas de los componentes allí colocados, así como su fusión dolorosa dentro de una nueva aleación. En el Río de la Plata, el proceso de confluencia e integración fue largo, penoso y en muchas circunstancias, descarnadamente cruel.

  El tango es respuesta a la necesidad de aquellos que, al exiliarse, perdieron parte de su identidad y por ese motivo debieron construir una realidad nueva para identificarse con ella: identidad e identificación son pues las dos caras dolorosamente opuestas de la realidad que se refleja en el tango. Hoy, la Ciudad todavía deja ver las líneas de soldadura entre las distintas culturas y etnias que la conformaron.

  Ingresando en el mundo del tango, con todo lo que esto significa, el actual habitante de la Ciudad accede a una mejor comprensión de su circunstancia como individuo y como integrante de una comunidad, accede a la posibilidad de comprenderse a sí mismo como ser situado para interactuar armónicamente con la geografía, con la historia y, lo que es más importante, con los vecinos. El tango puede transformarse así en clave interpretativa para una buena convivencia debido a su extraordinaria capacidad de universalizar lo particular y de particularizar lo universal que habita dentro de todos los seres humanos.




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